Desde temprana edad, nos enseñan la importancia de mantener una «posición correcta» al sentarnos. La imagen de una espalda recta, mirada al frente y pies ligeramente elevados en una superficie se presenta como la solución. Sin embargo, esta posición no es una talla única que sirva para todos. Cada persona tiene características físicas únicas que afectan su postura y, por lo tanto, su comodidad al sentarse.

Por ejemplo, una persona con una anteversión de la pelvis, comúnmente llamada «culo pollo,» tiende a pasar más tiempo con la espalda en una posición hiperextendida, lo que puede ser agotador. En contraste, alguien con retroversión de la pelvis, conocida como «culo carpeta,» pasa más tiempo con la espalda curvada. Para dos personas con características de espalda distintas, la misma postura puede conducir a diferentes niveles de dolor y fatiga.

Es por eso que se aboga por una «posición dinámica.» En lugar de buscar una única posición cómoda, se recomienda variar la postura para evitar la fatiga muscular. Además, levantarse del asiento de vez en cuando y dar paseos cortos es esencial para evitar la atrofia muscular. El sedentarismo, ya sea frente al ordenador o en el sofá, puede llevar a la debilidad muscular.